Rebajas: modo (ó no) de empleo

Las rebajas «sirven» para varias cosas.

La principal es para comprar cosas necesarias (sobre todo ropa) a un precio inferior al de comienzo de temporada. Eso, visto desde el lado del cliente, claro. Al comerciante le sirve para dar salida al género que no se vendió en temporada, evitar quedarse con cosas que el siguiente año estarán «pasadas de moda » (curioso concepto: por esa regla de tres, todos vamos siempre vestidos «pasado de moda «) y hacer sitio en el establecimiento para las cosas que se reciben en marzo, cara a la primavera…

Hasta aquí, la teoría de las rebajas.

¿La práctica? Bueno, para empezar (al menos en Madrid) la ropa de otoño se recibe a finales de agosto. ¿Temperatura en la calle? Mas de 30ºC. ¿Ropa recibida? Manguita larga.
Luego ya llega la de invierno: abrigos y esas cosas. ¿Temperatura? Raro es el octubre donde se baja de los 20ºC, de media… En Madrid el invierno (entiéndase como temporal-bajas temperaturas-lluvias-algo de nieve-heladas) es en el segundo tercio de enero/mes de febrero/algo de marzo. Por lo que, ideal: la ropa de invierno en Madrid se necesita justo, justo… cuando en las tiendas cuesta la mitad.

El día en que consigamos no tirarnos a comprar jerseis «novedad» el uno de septiembre, jerseis que no usaremos hasta pasada la navidad… seguro que ahorraremos. Pero seguro, vamos…

Así que la «práctica» descrita es la de qué clima tenemos en qué momento de venta de ropa. Las rebajas son, al final, otro tema.
Claro que la idea es salir a comprar algo «sólo una cosa, que tengo vista y que necesito, y que de costarme 50,-€, seguro que no pasa de 30,-€. Oye, 20,-€urazos que me ahorro, así, mientras paso la tarde».
Ya.

Al final, claro que en «esa sola cosa» nos hemos ahorrado los 20,-€ (este año, hasta 25, que está todo a mitad de precio: con casi 30ºC a principios de noviembre, no se ha vendido nada en temporada). Pero, precisamente por esos descuentos tan, tan tentadores… terminamos gastándonos el triple de lo proyectado. ¿En cosas necesarias…? Pues… según…

Otra utilidad de las rebajas es permitirnos algún capricho que, al precio «normal» no nos permitiríamos. Esas cositas que no necesitamos, pero que nos gustan…, todas nos entendemos. Y aprovechando que estan rebajadas… no nos planteamos nada más: otro par de zapatos con tacón de diez centímetros, un vestido de fiesta, un chaquetón para ir a esquiar… Claro que solemos ir con zapato cómodo y de tacón bajo normalmente, porque sino no podríamos estar nueve horas de pie. Claro que nuestras fiestas ó son tipo botellón/guateque, ó son reuniones familiares (y la tía Encarnita no iba a entender lo de los tirantes y las transparencias en febrero… ni la temperatura de la casa del pueblo esta pensada para esas indumentarias). Claro que no sabemos esquiar, entre otras cosas, porque no nieva. Pero !!!y lo que nos hemos ahorrado, qué????!!!!

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En definitiva: que tenemos muy claro que las rebajas sirven para:

Hacerse con un atemporal fondo de armario: pantalones de ancho estándar en color negro. Camisas blancas (dos, de corte/botonadura/cuello diferente). Jersey de cuello cisne oscuro. Jersey de cuello pico neutro. Un vestido negro, de manga corta, de esos que en invierno se llevan con rebequita y en verano tal cual. Una minifalda, no demasiado mini, vaquera, en azul oscuro ó gris oscuro. Un abrigo clásico (sí, oscuro… Bueno, vale rojo). Unos zapatos de salón, de esos que ni son redondos, ni puntiagudos, ni tienen plataforma, ni tacón de aguja… oscuros (vale: color camel ó burdeos también sirve. No: charol no, que luego se pasa de moda. Estamos hablando de «fondo de armario» que dure al menos 5 años). Y, como capricho y para combinar, un par de pañuelos de seda para el cuello. No: negros, no: colores vivos (en esto, sí). Porque los «básicos» se rebajan en estas fechas…

Aprovechar y comprarse algo de rabiosa moda: un pantalón ó muy estrecho ó exageradamente ancho. Una blusa hippie con cordones, floripondios ó bordados mexicanos y una camisa de un color fosforescente, transparente ó de corte imposible. Un jersey hasta medio muslo, que sirva como vestido. Una falda ó vestido de faralaes (no, eso no estaba en rebajas, pero no lo pudimos resistir… Es que con lo que hemos ahorrado, cómo no aprovechar…Es por si nos da por aprender finalmente sevillanas, que no tengamos la excusa de no tener vestido). Una cazadora de motero, llena de parches, tachuelas y pegatinas. Encima, entallada, para cuando adelgacemos. Unas botas de peluche. Y unas sandalias de fiesta, que ni nos probamos (más que nada, porque a la zapatería hemos entrado con botas camperas y calcetines… y recordamos perfectamente que no tenemos hecha la pedicura). Y como…¿capricho? un pañuelo palestino. Ah, y todos los complementos del traje de faralaes: pulseras de plástico, collares de plástico de bolas gigantes, pendientes…de plástico. Y unas castañuelas. Y olé.

Comprar regalos para todos nuestros parientes cumpleañeros antes del verano (las siguientes rebajas). Tipo pañuelos para el cuello, corbatas, lencería… En este caso hay que tener la precaución de mirar bien el producto y estar seguro de la talla… porque seguro que cuando lo entreguemos ya ha pasado el plazo para descambiarlo…

Estas tres opciones sirven para: combinar el fondo de armario con lo que cada año se compre en el apartado dos (el de «rabiosa moda»: si quereis hacer la prueba, vereis que todo tiene algo con que combinar). Y vestidas así iremos, divinas de la muerte, a cualquier cumpleaños. Presumiendo de lo bien que vestimos… ó de las gangas que somos capaces de comprar en rebajas.
Y, sí, incluso podemos exhibir nuestros progresos en las sevillanas, que por fin nos habremos apuntado… más que nada, para ir a dos clases con el traje y demás complementos, que para eso nos costaron una pasta. Ah: y no olvidarse las castañuelas. Y ole y olé.

Y las rebajas también sirven para salir con las amigas a tomar cafés ó cañas, sin parejas masculinas (y aprovechar para criticarles, que no les gustan las tiendas). Y para presenciar grandiosos espectáculos como treinta mujeres rebuscando en un enorme cajón, en el centro del gran almacén… lleno de bragas. Sin marca conocida. Juro que hasta que no lo ví con mis propios ojos no me lo imaginaba…
Desde entonces, aspiro a verlo con ojos ajenos. Para contarlo luego en la tele, «Milenio4»: «yo ví con ojos de otra cómo rebuscaban en el cajón de las bragas sin pedigree»

Ya, ya sé que en el listado «fondo de armario» / «caprichos, que están baratos» no he incluido algo…
… pero es que este post iba a tratar, precisamente, de lo único que me he comprado en rebajas.

¿Qué puede ser?