Mañana será marzo (e historias circulares de baños deseados y concedidos…)

Como he dicho otras veces: por pura disciplina. Unas letritas por pura disciplina (que cada días estoy más indisciplinada: el salón sigue a medio recoger, la estantería de hierro forjado sin colgar…, en fin).
Al menos, ya se termina febrero. Un mes en que como ya dije me pasan cosas raritas siempre en las mismas fechas…
Cuando hablé de este asunto, me «centré» en el año 91, pero ni fue sólo ese año, ni fue el primero, ni el último…
Luego he recordado que por esas mismas fechas (entorno al 17 de febrero, pero ya del 93) y tras una de esas discusiones (bueno, «M» gritaba, se mosqueaba, me dejaba de hablar…, yo ya no contra-atacaba. Porque sabía que era lo que buscaba, lo que le gustaba…) por culpa de una obra en el baño de la oficina (hubo una avería en el piso de arriba, el edificio estaba muy mal, se nos inundó, tuvieron que picar el techo, lo dejaron todo hecho una pena… y se suponía que yo, que estaba allí como secretaria, y que no tendría que haber vaciado ni un cenicero nunca… tenía que haber recogido el baño antes de que el «amo» volviera al castillo. No lo hice, claro. Por una vez, no lo hice…). En fin, que el tema derivó en que me fuí a hacer una visita a mi «tercer hombre» (del que ya hablé: ese tipo tan básico, tan mala persona, socio de Pedro hasta que se cargó la empresa, al que «M» no sólo odiaba, sino que me prohibió ver… prohibiciones a mí!!!, y que besaba tan bien), en fin, que la cosa terminó con el buen hombre decidiendo que lo que quería era tener un hijo conmigo (sin tener en cuenta qué pensaba yo del tema)… y me lo dijo tan contento, «después de…»
O sea, que pasé como diez días aterrorizada, ante la posibilidad de que hubiese «atinado» y estuviese embarazada. Aprendí más sobre síntomas de embarazo esos días que lo que haya aprendido después. Obviamente, el tema no habría terminado en «niño», eso lo tenía más que claro: no tenía la edad, ni la situación económica, ni la emocional…, ni él era, por asomo, lo que yo querría como padre de mis hijos, vamos…
La cosa no prosperó.Y él no volvió a verme…, en años. Y cuando lo hizo, fue en la calle, como cordial saludo… y ante mi indiferencia a sus miradas a mis piernas y mi escote…
Para celebrar mi «no embarazo» me regalé un precioso jersey de algodón de «El Corte Inglés» (feria de La India) en color verde agua, que empleé como vestido durante años y que aun conservo. No salgo con él a la calle porque lo manché con lejía… al limpiar el baño de otra oficina.
Por cierto, el baño antes mencionado es el que les pedí a los dioses dos años atrás «una oficina en tal calle, con fotocopiadora y baño». No se pueden desear tanto algunas cosas… por si los dioses van y te las dan…
Y cuento todo esto porque hay días en que la actualidad de los telediarios da entre miedo y asco, y casi que mejor desdramatizo con mis antiguos dramas…
Y si funciona el enlace, es una canción que me gusta desde hace veintitantos años, y que no guarda relación (creo) con lo aquí contado…
http://www.goear.com/files/localplayer.swf
Mañana será marzo.

Despertando a golpe de mazo (y la poca educación de la gente)

Llevo varios días sin publicar nada.
Es una mezcla de poco tiempo libre, bastante cansancio, escasas novedades reseñables que comentar… y un ligero hastío general con el mundo (y, en parte, el comienzo de la astenia propia de la estación que nos acecha).

No puedo con la falta de formalidad de la gente. Viernes tarde (bueno, casi noche). Gestiones profesionales con clientes. Clientes que quedan en llamar «sin falta» el lunes a primera hora, para concretar la firma de unos documentos la noche del mismo lunes. Bien. Amoldo mis planes a estar localizable el lunes por la mañana, a estar libre el lunes por la tarde/noche. Tengo que aplazar citas con otros clientes (para asuntos similares) porque doy esto por hecho… y porque quiero seguir confiando en la «palabra» de la gente.
Bien. Ni llaman, ni dan señales de vida. Falta de formalidad. Ni llaman para darme una excusa tonta, que me valdría… Falta de educación.
Esta noche, vuelta a asuntos similares con otras personas. Desde el jueves pasado llevamos hablando del tema. Desde el sábado hay un acuerdo verbal. Desde el lunes (ayer) a primera hora me están dando la tabarra por teléfono para aclarar dudas y concretar temas. Bien. A mi me gusta «pasarme» de dar explicaciones antes que «quedarme corta», no me importa que la gente sea pesada en ese sentido. Estaba todo clarísimo…, hasta que han aparecido con el clásico «familiar listo». En este caso, una futura suegra «déjame-a-mí-que-a-vosotros-os-engañan».
Un clásico.

Vamos a ver. Yo, por ejemplo, no entiendo nada de mecánica. Así que cuando llevo el coche al taller, pues si el mecánico dice que hay que sustituir «el silencioso» (el tubo de escape, ya te digo el nombrecito técnico) porque está picado, pues se sustituye y punto. Como cuando me cambió «el aforador» (porque venía mal de fábrica: se hicieron cargo del 50% de precio, es que llevo el coche al taller de la marca). A lo que iba: como no entiendo de mecánica, pues llevo el coche a un sitio donde quienes lo van a ver sí que entienden y son profesionales. Y quizá si lo llevase a otro lado y/ó tuviera un amigo mecánico, pues lo mismo él me acompañaba… por si me querían engañar. Pero ya digo: un amigo mecánico. No una amiga peluquera que como su novio tiene coche se supone que por osmosis ha aprendido mecánica suficiente para discutir al experto si hay ó no que cambiar la tapa de no sé qué…

Pues esto, lo mismo. A mí cuando un cliente me viene acompañado por un amigo experto en finanzas, ó un abogado que de veras entienda de algo (qué miedo me dan los «licenciados en derecho» que se prestan a «asesorar»), me pongo a dar palmas de alegría: sé que nos vamos a entender. Pero cuando quien viene a «asesorar» es el prototipo «dejarme a mí que a vosotros os engañan»… y que no tiene no ya la menor idea del tema a tratar, sino que tampoco sabe qué han hablado ya sus hijos conmigo…, pues pasa lo que pasa: que no hacemos nada. Que los chicos se habrán llevado el mayor disgusto del año (y venideros) porque la mamá de ella se ha encargado de cargarse sus planes.
Y todo, dentro de la mayor falta de educación que se pueda tener. No sé, hay quien se cree lo de «el cliente siempre tiene razón»… Igual es que, como decía mi abuela «No sirvas a quien sirvió»…, y a muchos les pasa eso. Tantos años siendo ellos quienes «servían» a otros, que terminan creyendo que hacen un favor cuando compran ó contratan algo…

La señora, en definitiva, era prototípica-madrid-sur (vamos, que en «Aída» no desentonaría).

A mí estas situaciones me dejan mal. Me abochornan. Los hemos tenido que acompañar a la puerta y pedirles que no vuelvan ni nos llamen… (supongo que todavía estará perpleja:no se le habría ocurrido que a un cliente se le pueda hacer eso…)

Así que entre esto y otras cosas….como que a las 9 de la mañana, domingo incluido, me despierten a golpe de maza… en el piso de arriba. Que deben estar tirándolo entero: llevan así una semana. Cualquier día se me viene abajo el techo del aseo… y no es una forma de hablar, que se está agrietando, pues que vivo en pleno sobresalto. Cierto que las nueve de la mañana es una hora más que razonable para estar ya levantado (por eso no digo nada), pero algunos nos podemos permitir el lujo temporal de no madrugar…, y lo de los mazazos en las vigas no es muy relajante que digamos.
Para compensar, me encantaría poneros una canción relajante:

http://stat.radioblogclub.com/radio.blog/skins/mini/player.swf

Pero como igual no funciona, pues no me hago ilusiones…

De despreciables empresas de telecomunicaciones y sus prácticas mafiosas

Bueno, pues mi entrega diaria, a la misma hora (más ó menos) de los últimos días.
Y con muchas ganas de que se termine esta semanita. Agotadora. De ésas que no paras un momento y, cuando llega el viernes y miras hacia atrás… te das cuenta de que no has hecho apenas nada. Es como si hubieses estado corriendo la marathon… en una pista circular. La meta está en el mismo sitio donde estaba la salida. Así que te has cansado de lo lindo y no has ido a ningún sitio.
Estoy de empresas de telecomunicaciones, de sus comerciales psicópatas, de sus prácticas mafiosas… hasta el mismísimo. Llevo casi dos años para gestionar la baja de una conexión ADSL que le «contrataron» a mis padres… sin más permiso ni autorización que coger el nombre, el nombre de la calle y el nº del bloque de la guía telefónica. Nada más. Por descontado, no solicitaron nunca nada, y nunca tuvieron ADSL. Entre otras cosas, porque no tienen ordenador. Ni TV por cable, ni siquiera móvil con contrato. Bien. Pues dos años para que den de baja, dejen de reclamar el pago de facturas, recibiendo requerimientos por parte de abogados (tan mafiosos como sus representados, off course).Y yovenga a enviarles certificados, en mi afán por hacer las cosas en condiciones. La última quehemos recibido ha sido amenazar con proceder a un embargo de bienes…!!!cuando pro no tener no tienen, no ya el permiso para emplear nuestros datos, sino, y por descontado, ni siquiera el DNI de mi padre (se inventaron un número)!!! Aparte que investigar bienes y demás sólo es posible mediante un mandamiento judicial…
Así que el lunes iré al Juzgado, con copia de todas las cartas que les he enviado en estos dos años, a interponer directamente una denuncia contra la susodicha empresa, y, por ende, sus abogados. Se terminó la tontería.
Ah: la empresucha era Wanadoo. Cerró con pérdidas,incapaz dehacer un sólo cliente en su último trimestre. Ahora es Orange. Lo comento para que quien esté pensándose si contratar ó no algo con ellos… pues que se lo siga pensando un poquito. Si no solicitándoles nada ni dándoles autorización se portan como estoy comentando… hay que figurarse lo que podrán hacer si se les dan datos…
Por cierto: tienen un gusto estético deplorable. Hablo con conocimiento de causa: en mi municipio tienen alquilado un local estupendo, la mejor esquina de la mejor calle… y el local deprime. Y digo que hablo con conocimiento de causa… porque en ese local tuve yo oficina abierta al público y se recuerda como uno de los locales más bonitos de toda la zona sur de Madrid. Ahora, con tanto minimalismo, tanta pared blanca, tanto… única bombilla naranja reflejada en unos horribles posters que pretenden ser el mar…, lo dicho. Deprimen.

Y quisiera regalaros una canción francamente bonita…, pero supongo que no funcionará el enlace (para no perder las malas costumbres que la nueva coctelera nos trajo):

http://www.goear.com/files/localplayer.swf

http://www.goear.com/listen.php?v=4517905

En fin, que así están las cosas y más quisiera yo contarlas de otro modo…

Sentimientos desconcertantes (y falta de vitaminas)

Vuelvo a la teoría de ayer: escribiré unas líneas por pura disciplina.
Aunque estoy menos cansada (hasta hoy a mediodía no me he dado cuanta de que llevaba días apenas sin comer nada. Alguna solución de urgencia para matar el hambre, y no de las más sanas. Eso sí, sigo sin adelgazar ni medio gramo. Esto de ser la única anoréxica con sobrepeso del mundo es descorazonador), tampoco estoy pletórica. Creo que mañana me voy a abastecer de fruta y verdura… que dejaré a la vista (la fruta, claro) para echarle al cuerpo vitaminas en caso de tener hambre (cosa que pasa poquito: como cuando me acuerdo, pero hambre no tengo desde hace mucho). Rectifico: emplearé la fruta cuando me acuerde de que no he comido nada.

En otro orden de cosas: sentimientos desconcertantes.

Por circunstancias, esta tarde he tenido que ir por el barrio donde conocí a «K» y donde se le localiza en determinados horarios. Llevaba sin ir por allí desde la última vez que le ví (hace unos dos meses). Es una zona que conozco más y mejor que él; básicamente, porque es el barrio donde me he criado y donde vive mi familia. Y si no he pasado por allí en estas semanas… supongo que es también porque inconscientemente he tomado rutas alternativas…
Da igual. No he ido a propósito con la idea de verle (por horario, sabía que no es posible. Al menos, en circunstancias normales). Así que estaba segura de que no me lo iba a encontrar. A cierta distancia, he visto que no había luz donde la habría de estar él por allí…
Los sentimientos desconcertantesson mi sensación al pasar por esa zona. Absurdo. Cuando me he dado cuenta…estaba temblando como una niña que va al concierto de su ídolo y sueña con que éste la pueda mirar… y ella se pueda desmayar de la impresión. He tenido miedo a encontrármelo… y no saber qué decir. Como digo, conozco el barrio mejor que si lo hubiese construido y urbanizado yo. Sabía perfectamente que no me lo iba a encontrar. En mi interior, sé que estoy deseando verle…

Creo que si llega a aparecer, me da un telele. Me quedo sin palabras. Ó peor, me pongo a decir tonterías… y eso sí que no lo habría entendido. Creo (estoy segura) que tiene de mí otra imagen. Una muy real: en ningún momento me mostré como alguien que estuviese intentando otra cosa con él que no fuese un intercambio de ideas entre personas adultas con intereses comunes. Eso es lo que distinguía mi «relación» con él de las que comúnmente mantengo, ó intentan mantener conmigo algunos.

Miedo escénico a encontrarme con un hombre. Yo. Miedo escénico yo.

Hace siglos que no me había pasado algo así. De hecho, no recuerdo la última vez que me pasó…, debe hacer mucho más de lo que pienso (tengo muy buena memoria).

Esto es absurdo. Me veo buscando a alguna amiga para dejarme caer por allí e intentar verle… como si tuviese ahora 12 años. Vamos, que ni a los 12 he requerido yo a las amigas para que me acompañaran a hacer cosas (sí he acompañado a muchas, a los 12, a los 15, a los 25 y a los más de 40 de alguna). Pero ¿yo? ¿con mi carácter y el mundo que tengo visto y vivido? ¿que me altere poder encontrarme con alguien como «K», con quien realmente no ha «pasado nada»? ¿Con alguien que es tan parecido a mí misma… que me desconcierta tanta similitud en algunos temas?

De verdad… que es lo último que esperé que me pasase en la vida. Esto no es normal: creo que estoy muy falta de vitaminas…

Adicta a los tacones… con botazas de montaña

Escribiré un poquito por pura disciplina, no por ganas.
Bueno, ganas de escribir claro que tengo. Pero es que además de ganas tengo un cansancio físico enorme. Me duelen todas las articulaciones. Si fuese más aprensiva (no sé cuánto lo soy, la verdad) estaría figurándome que tengo un principio de un montón de cosas, porque la verdad es que llevo días así y cada día más cansada. Pero creo que es cosa del anticipo de la primavera, de la frenética actividad que tengo desde hace unos días (superior a mi hiperactividad congénita), y hasta del peso de las botas de montaña que apenas me quito últimamente (es que es lo único con lo que no me mojo si se pone a diluviar). Pesan tanto, que en verano las empleo para sujetar las puertas y que no se cierren de golpe cuando tengo las ventanas abiertas para que corra el aire.
Y yo que soy adicta a los zapatos, que adoro los botines de tacón con cordones, los tacones finos en plan dominatrix. Que corría para coger el autobús… sobre unos tacones de aguja de 10 centímetros…, y termino con botazas de escalar. Eso, sin querer pararme en la sudadera enorme…, yo, que era de camisas transparentes (lo justo y estratégico), de minifaldas en toda época…
En fin, supongo que son épocas.
Me gustaría terminar con una canción bonita, pero los servidores de música y esta servidora que soy yo estamos «peleados» con Lacoctelera. Aparte, que estoy tan cansada que difícilmente acertaría con la elección.
Me tomaré una aspirina. Una de la media docena que me tomo al año. Conmigo la industria farmaceútica convencional quebraría. Bueno, otra contradicción: luego tengo tarjeta de cliente en mi farmacia, por el gasto de cosmética, dietéticos y demás que les hago. Lo que no va en lo uno va en lo otro. Pero mejor gastar en cremas que en antibióticos, ¿no?
Lo dicho: mañana será otro día. Ó, mejor dicho: dentro de dos minutos será otro día.

Han florecido las mimosas. Cada año antes.

Tendría que escribir un poquito.
Pero entre que Lacoctelera sigue sin funcionar en condiciones, y lo cansada que estoy hoy…, pues, no sé.
La «última» proeza de Lacoctelera es que se «come» parte de mis textos. No me deja editarlos a posteriori (el último que publiqué no existe en la lísta «artículos anteriores». Para editarlo, tuve que localizarlo en la lista de «tags»; menos mal que se las puse!!!. Aún así, me dejó tocar algo del aspecto, pero no el texto). Me junta palabras, pone signos de puntuación donde yo juro no haberlos puesto y se «come» otros (más que coctelera, parece un chiringuito).
Lo de poner música ya es caso aparte: si es de Radio.Blog, y en determinadas circunstancias, a veces me deja. Si es de GoEar, a lo máximo que llega es a publicar el «cajetín», pero sin canción. Bueno…, de las que estoy colocando en «GoEar» como portal, espero que alguien las saque rendimiento (con que las descubran, porque tiendo a poner canciones poco comunes, casi me conformo).
Mi post de ayer no terminaba como realmente salió publicado. Hablaba de «K» y terminaba dando alguna pista más de porqué no quise dar más pasos mientras era parte de mi cotidianidad verle y porqué ahora tampoco los voy a dar (a pesar de mi personalidad, que tiene poco de «tímida», cosa que él sabe… y que también tenemos en común). No es tampoco la existencia de su familia lo que me frena… Pero si ayer algo decidió borrarlo…, en fin, ya lo contaré si viene al caso.
Como decía, hoy estoy físicamente muy cansada. Supongo que tanto cambio de clima, el que no haya habido invierno (y a estas alturas ya no lo va a haber), me tiene que afectar.
El domingo me desperté con los párpados hinchados, los ojos llorosos. Llevaba un par de noches con dificultades para respirar… Nada más abrir los ojos, supe que habían florecido las mimosas.
No necesito ni verlas para estar segura. Nunca fallo.
Empieza la temporada primaveral (cada año antes). Empiezan mis alergias.
Bueno, al final sí que he escrito algo.

Cosas que no se hacen en su momento y ya no hay solución… y cosas que no se hacen aunque se pueda y se deseen hacer

Bueno, pues como antes entre los problemas que sigue dando La coctelera (ya sí me deja poner la música de RadioBlog; con la deGoEar no hay modo humano) y otras cosas me he terminado enrollando y mosqueando conmigo misma…,retomo el hilo que perdí nada más empezar.
Una de las razones por las que no he contestado la llamada que recibí casi desde el Más Allá es, precisamente, las fechas en que estamos. Me saltaron todas las señales de alarma. También las institivas, las que no controlo y me defienden y me protegen hasta cuando me da la vena autodestructiva. La persona que me llamó…, hace 20 años era una chica majísima, sí…, pero hace 20 años. Y tenía un entorno familiar (lejano geográficamente, eso sí, y hoy lo que hace 20 años nos parecía una distancia insalvable es casi ridículo) conflictivo. Probablemente, ella siga siendo una chica muy maja… pero su familia seguirá siendo su familia (obviamente) e igual de conflictiva. Porque hay conflictos que algunos se empeñan en no resolver (por mucho que la inmensa mayoría estemos por la labor, casi al precio que sea), y, contra eso…
Y a buen entendedor, pues eso mismo.

Aparte, ahora aunque quisiera ya sí que no puedo devolverle la llamada. El mensaje que me dejó en el contestador ha sido «absorbido y eliminado» por los sucesivos mensajes insultantes y amenazantes de mi telefonista psicópata. Y lo mismo con la llamada que me hizo y cuyo número quedó registrado en el archivo de últimas llamadas de mi inalábrico. Las ¿200? ¿500? llamadas de la psicópata han hecho desparecer cualquier cosa que no sea las llamada que he podido recibir hoy mismo. Y no tuve la precaución de anotarlo. Y no recuerdo otra cosa que su nombre (que, además, ni siquiera era el que consta en el DNI: la inscribieron con el nombre de un familiar, y nunca la llamaron así. Por lo que todo el mundo la conoce de un modo… pero es más que probable que a efectos de tener un teléfono a su nombre sea con el «real». Y no recuerdo sus apellidos, así que…)

En otro orden de cosas; «K».

No le he visto. A las fechas que estamos, llevo dos meses sin verle.
Como contaba en su día, si no le veo, tampoco me invade ni la nostalgia, ni los irreprimibles deseos de ir a verle, aunque sea a escondidas. No. Me acuerdo de él, por supuesto (de no ser así, no estaría nombrándole ahora). De no haber escrito lo que escribi aquí mismo en diciembre, ahora me costaría creer que sí había algo más, intangible pero real, entre nosotros. A veces, lo recuerdo simplemente como una ola de mutua simpatía…, pero, luego recuerdo su mirada, su forma de hablarme a mí aún habiendo más gente presente, el tono confidencial de sus palabras… incluso su forma de bajar la guardia y hablar quizá en otros términos a los que solía emplear en su personalidad «pública». Y entonces sé que había algo más. Recuerdo el olor de su piel, el tenerle tan y tan cerca (pudiendo decidir no estar tan cerca de mí, además…). Y recuerdo, y revivo, el momento en que supe que de veras había algo más y que yo acababa de renunciar a que ese algo prosperase. La tarde en que él no es que apareciera «casualmente» donde yo estaba… sino que vino a verme. Y yo (que de veras en ese momento no podía hacer otra cosa) le ignoré por completo. Le ignoréy fingí no haberle visto (cosa imposible. Sobre todo entre dos personas que se buscaban con los ojos entre un grupo de más y se reconocían, como nosotros tantas veces y desde hacía tantos meses). Tres veces, hasta que se fue (porque entró tres veces, inventándose excusas… que yo no pude creerme). Y lo repitió (sólo una vez) al día siguiente, y yo noté (como notaba el olor de su piel) el desconcierto. Y al día siguiente ya no me buscaba con la mirada como antes, a pesar de que en ese momento la razón por la que yo evitaba hasta mirarle ya no estaba allí.
Y me costó volver a acercarme a él, ó que él se acercase a mí. Y le pedí disculpas por mi actitud de dos días antes (fingió no saber qué le estaba diciendo… porque habia otras personas presentes. Pero los dos supimos de qué estábamos hablando).Aunque en nuestra relación pública no había nada que explicar, ni que disculpar, ni había pasado nada, ni…, existía esa otra relación imposible que estaba allí. La tela de araña que nos iba enredando… y que yo rompí con mi indiferencia (que tanto, tanto, daño me hacía). Y ya no quedaba tiempo material para reconstruirla.

¿Porqué, hoy, «K»?

Porque estos días he soñado con él. No recuerdo los sueños (ha sido más de una vez). Sé que no eran eróticos (aunque sí quiero recordar un beso). Pero me dejaron esa sensación agridulce de haber oido su voz, siquiera en sueños, y haberle tenido cerca, apenas en el mundo paralelo (en el que sé que él cree… aunque su personalidad lógica, tan contradictoria como la mía, jamás lo reconocería).
Si nuestra relación fuese otra, si fuese la que todo el mundo veía, ya le habría llamado. Es más, le habría ido a ver, sin problemas. A veces, pienso que él esperaba que a principios de año fuese a verle…
¿Por qué sé que él no me llamará nunca? Por lo mismo que yo no lo he hecho: por esa inconcreción de nuestra relación. Por ese no estar seguro de qué siente el otro, de cómo se lo iba a tomar…
Es un problema.
¿Qué es «K»? ¿Porqué no puedo estar con él?

-Porque tiene muchos años más que yo (bueno, más de 15).
-Porque tiene mujer (muy guapa, además), y prole, a quien adora, por otra parte.
-Porque pertenecemos a mundos reales distintos: nuestro encuentro fue algo tan circunstancial… que se prolongó durante meses, por cosas que pasan una vez en la vida…
Pero, a pesar de ello…

No sé. A veces, pienso que la bruja Bruxana sí que debe hacer un sortilegio para que la vampiresa Bruxana esté con «K». Pero luego pienso que eso es una chiquillada, que la magia no existe…
… y que, si existe y por tanto el sortilegio podría funcionar, «K» posiblemente no se merece caer en las redes de esta vampiresa. Él no: es, además de todo lo dicho, una excelente persona.

Mediados de febrero de otro año más

Llevo unos días raros. Ó llevo unos días rara.
Ó lo uno es consecuencia de lo otro, no sé.


Hay una cosa que se repite en mi vida: los acontecimientos en las mismas fechas. No que me pasen cosas idénticas en fechas iguales (bueno, alguna también), sino que hay fechas donde me pasan cosas no muy agradables, ó cosas que me producen sensaciones no agradables, más bien. Y fechas en las que pasan cosas que, en principio, parecen circunstanciales, anodinas…, pero que derivan en tsunamis destructivos con los días…
Mediados de febrero tiene esa particularidad.
De pronto, hago algo que, en principio, parece no tener demasiada importancia. Algo consecuencia de lo que en ese momento es mi vida cotidiana. Y, al cabo de los días…, no sé de qué modo ni de qué forma, el asunto se me ha ido de las manos. Ó con los meses ese hecho sin aparente importancia deriva en algo que me cambia la vida…
No siempre es algo malo, tengo que reconocerlo. Simplemente es algo que me «acelera» el destino.
A medidados del 91′, mi ex-jefe Pedro abrió oficina (nueva) propia. Independiente. Por una serie de coincidencias largas de contar (bueno, previamente vino a contar a las personas para quienes yo trabajaba que había abierto esta nueva oficina… y no subió a saludarme.Mi historia con Pedro está empezada en post anteriores y ya terminaré de contar algún día), terminé en su nueva oficina con un amigo de mis jefes. Una situación peculiar, cuanto menos…
Y el primer paso a lo que fue conocer a «M» (amigo suyo desde hacía meses, la persona que le «aconsejó» que dejase a sus socios y abriera oficina cerca de él… que era una mejor compañía, según él…).


La trayectoria del año podría ser:
-Nueve de enero: uno de los socios de Pedro me confirma lo que ya me había alguien comentado a finales de diciembre: que se separan como sociedad y venden las oficinas. Es la última vez que piso la oficina donde conocí a Pedro.
-Primeros de febrero: Pedro viene a contar a mis jefes (uno fue empleado también de él…, bueno, realmente,Pedro le «quitó» el puesto como socio) que tienen oficina nueva, y dónde.
-Primeros de marzo: me doy cuenta de qué es lo que quiero y una noche de insomnio se lo pido a los dioses: quiero una oficina en tal calle (donde Pedro abrió la suya: la mejor del municipio), con fotocopiadora (estaba harta de hacer excursiones para algo tan simple) y aseo propio (en donde trabajaba, compartíamos baño con una docena de despachos).
-Nueve de marzo: quedo con Pedro para hablar. Le parezca a él lo que le parezca: tenemos que hablar. Llevamos casi dos años sin hacerlo…
-Finales de marzo: Pedro ofrece trabajo a una de mis mejores amigas y, por aquella época, novia de mi jefe (como ya dije, vivía en pleno culebrón).
-Doce de mayo: envío flores a Pedro por su cumpleaños (lo hice el año anterior… y su mujer se mosqueó. Bueno, lo hice realmente para eso…)
-Veinte de mayo: por una serie de factores, decido que voy a cambiar de trabajo. Y me voy a contárselo a mi amiga… la secre de Pedro y con él presente.
-Nueve de junio: una echadora de cartas me dice que hay alguien que lleva tiempo buscándome y que en unos días me va a encontrar. No le doy importancia a ese detalle en concreto (sí a otros): mi vida es un no dejar de conocer gente…
-Diecinueve de junio: Pedro me hace llegar, por mediación de su secretaria y mi amiga, el aviso de que su amigo «M» necesita alguien muy de confianza para un puesto de responsabilidad…
-Veinticuatro de junio: tras mucho aplazamiento por temas de agendas mutuas, conozco a «M».
-Venticinco de junio: Pedro me «redescubre». Y me dice que no ha dejado de acordarse de mí, muchas veces, en los dos últimos años.
-Ese verano, cada vez que «M» me llama es… más bien para hablar de otras cosas, que no del compromiso de trabajar con él tras el verano. Mi relación con Pedro es estupenda… otra vez.
-Mediados de julio: «M» me besa por primera vez. Él quiere «algo más»…, yo no estoy por la labor.
-Nueve de septiembre: empiezo a trabajar con «M». Su oficina está en la misma calle que la de Pedro, sólo que mejor situada. Tiene una estupenda fotocopiadora (que llegaré a odiar) y un magnífico baño (que terminó siendo un puntonegativo más en mi tormentosa relación con «M»).


A los Dioses es mejor no pedirles nada… no sea que te lo concedan.


http://www.goear.com/listen.php?v=0c98d35

http://www.goear.com/files/localplayer.swf



Y, a partir de ahí…, en fin. Ya lo he contado otras veces.


Pero entre el nueve de enero y el nueve de septiembre sólo hay ocho meses. Y a mí en esos ocho meses la vida se me puso del revés, y del derecho, y llegó un punto en que ya no supe en qué posición estaba. Y después, antes de finales de año…, yo ya no era la misma, el sueño se convirtió en pesadilla, y…, y creo que es una historia que nunca terminaré.
Y como antes, y después, de ese año se repiten los «acontecimientos inesperados» por estas fechas…, pues intento andar con tiento. Porque estoy cansada de tener que recoger luego, durante años, los cristales rotos…

Una canción positiva en una coctelera defectuosa

En esta entrada, sólo quisiera que Lacoctelera se compadeciera de mí y me dejase regalaros una de las canciones más bonitas y más positivas que he escuchado en mi vida:
http://stat.radioblogclub.com/radio.blog/skins/mini/player.swf

Ésta es la versión original (bueno, casi: la original es en brasileño,
pero ésta es una buena traducción). Con posterioridad se han hecho bastantes versiones. La más lograda, una con ritmo reagge por parte de «Seguridad Social». De esta versión reagge, Rosario Flores hace otra que…, en fin, le falta media letra, pero se puede escuchar. Y empleando la versión de Rosario las cabezas pensantes (huecas) de la primera edición de OT vuelven a hacer otra versión, que ya resulta absolutamente vergonzante (ni recuerdo quién la cantaba, quizá una tal Nuria Fergó, que no sabe muy bien qué quiere ser en esta vida, aparte de conocida). Demuestra que los «seleccionadores» de música del programita en cuestión no entendían nada de música y que los aspirantes a cantante eran una panda de incultos…, porque de otro modo, la canción se habría cantado CON LA LETRA COMPLETA.
En fin, de donde no hay no hay nada que sacar….
Espero que la canción se escuche.

¿Falso sabotaje…?

Bueno, pues como en «diseño» no me aparecen los post, a ver si en HTML tenemos más suerte…
De todos modos, a mí esta historia me suena cada vez más a una especie de «falso sabotaje» que los responsables de «lacoctelera» finjen hacerse a sí mismos, para que nos lo creamos… y justificar así la verdad: que se quieren librar de una buena parte de los participantes, porque no tienen infraestructura para gestionarlo todo…
Doy de margen esta semana. Si el tema sigue tal cual (sin poder enviar nuevos post, con problemas para contestar a otros bloggers, sin que la página de «amigos» actualice sus datos…, en fin, que alojamientos serios hay muchos, chic @s!!!

(y aquí iba una canción… pero me da la impresión de que en esta página no les gusta la música…)